sábado, 19 de abril de 2014

El JUEZ DREDD no cree en la reinserción

Juez Dredd (1995) plantea el viejo problema de la combinación con eficacia de la libertad con orden, de las atribuciones concedidas al Estado para la represión, el debate entre la previsión y la represión, la corrupción del gobierno. y todo envuelto en una historia tradicional de conspiración por el poder, violencia, estética futurista distópica, y venganza entre viejos amigos. La sociedad tiene una alta tasa de delincuencia y violencia, y no se les ha ocurrido otra cosa que acelerar el proceso judicial que convertir a los policías en jueces que, además, ejecutan la ley. Y, claro, todos estos son temas sensibles para el debate entre republicanos y demócratas, en EEUU, e izquierda y derecha en Europa.

La película cruza dos historias. Por un lado, la tensión provocada por un plan para demostrar forzadamente que el desorden y la tibieza represora deben dar paso a un régimen dictatorial.  Los que quieren imponer una dictadura alimentan el desorden para hacer necesario el cambio hacia una tiranía. El juez Dredd, interpretado correctamente por Sylvester Stallone, es condenado por un crimen no cometido, pero el sistema prevé que el último deseo del presidente del Consejo de Jueces antes de dimitir puede ser la sustitución de la pena de muerte por la cadena perpetua. El aspirante a dictador consigue así quitarse de en medio a un presidente que luchaba por mantener la libertad y a su máximo defensor, el juez Dredd.