miércoles, 4 de julio de 2012

Stargate Universe, segunda temporada


¿Quiere usted que cancelen su serie? Es fácil: haga guiones para adultos y el espertador le abandonará. Stargate Universe es una de las mejores series que he visto en estos últimos años. La construcción psicológica de los personajes, la lucha por el poder en un pequeño grupo, el enfrentamiento entre el interés particular y el colectivo, y la búsqueda científica y desesperada de una vía para volver a la tierra no ha sido suficiente para el espectador "infantilizado". La costumbre de series repletas de alienígenas de plástico, con maquillaje y caretas, hace mucho daño a la maduración de las series de ciencia ficción. 

Mientras productos para menores como Farscape y Stargate Atlantis han durado demasiado tiempo,
Stargate Universe, como ya le pasó en su día a Caprica, no ha superado la prueba. La búsqueda del espectador llevó incluso a incluir en un episodio al al científico canadiense de Stargate Atlantis, que no pegaba nada entre tanto buen actor y guión para adultos. Incluso Joe Scalzi, el premiado autor de La vieja guardia, participó como coordinador creativo - lo que explica lo trabajado de los guiones-. Es que hasta la banda sonora es fantástica: contaba con Joel Goldsmith.

La trama consiste en un grupo de humanos que se ven atrapados en una nave de los "antiguos" llamada "Destino". No sólo deben volver a casa, sino que se dan cuenta de que deben descubrir la misión que tienen encomendada. El objetivo del viaje acaba siendo el viaje mismo; es decir, igual que en la vida real. Esto queda claro en uno de los capítulos finales, cuando desdoblados por un segundo universo, descubren que sus otros yos crearon una civilización.

Los actores que encarnan a los protagonistas son fantásticos. El doctor Rush, interpretado  magistralmente por Robert Carlyle, nos muestra la complejidad del ser humano, el egoísmo, la solidaridad, el amor, el odio, o la búsqueda del conocimiento. Los problemas de los personajes son perfectamente reales creíbles, no hay concesiones al infantilismo, lo que finalmente ha sido la sentencia de muerte para esta magnífica serie.

Especialmente me ha gustado la relevancia de la trama de fondo, que en otras series no existe o se va proporcionando con cuentagotas. Esos capítulos de suma cero, que no cambian nada y queda igual verlos o no para seguir la historia aquí están fuera de lugar. No queda tanto espacio para la space opera, y quizá por esto no tengan un papel decisivo las puertas estelares.

En la segunda temporada aparecen unos alienígenas, muy distintos a los que salen en la primera temporada. Si estos últimos pretenden acabar con la raza humana y tienen una civilización superior, los primeros mantienen una guerra contra las máquinas. La idea de introducir máquinas en esta serie sirve para deshacerse de las ya aburridas puertas estelares. Es más; cada vez que las utilizan aparecen las máquinas para atacarles. Un hallazgo muy interesante ha sido el de las piedras que permiten trasladar la conciencia desde la nave a un cuerpo en la tierra. De esta manera los viajeros pueden ponerse en contacto con sus familias y resolver algunos problemas. La lucha contra la Alianza Luciana sirve de puente entre la primera y la segunda temporada, pero también demuestra la unión de los individuos frente al peligro por encima de las banderas.

Les ha perjudicado ser una franquicia de Stargate, pero me da que la hubieran cancelado igual. En fin; que es una pena que se haya acabado. 

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